Coprolitos ¿Trazas fósiles, estructuras sedimentarias o qué?

Originalmente, los coprolitos fueron incluidos por Frey (1975) dentro de las estructuras sedimentarias biogénicas biodepositacionales. Recientemente Bertling et al. (2006) consideraron que los coprolitos deben ser clasificados como trazas fósiles, ya que son estructuras recurrentes que resultan de la interacción de un organismo con el sustrato. Sin embargo, surgen serias dudas sobre los coprolitos de vertebrados, donde no parece haber una verdadera interacción con el sustrato. Siguiendo el criterio de Bertling et al. – quienes consideran al alimento como el sustrato – los coprolitos podrían ser considerados trazas. Pero pueden ser considerados estructuras sedimentarias?
Un caso particular es el de los coprolitos de crustaceos, que resultan de la interacción de ciertos crustaceos (e.g. callianássidos) con el sedimento, debido a su actividad filtradora y/o depositívora. Segun algunos autores, dada la íntima interacción entre organismo y sustrato, estas estructuras biodepositacionales deben ser consideradas trazas fósiles y estructuras sedimentarias biogénicas (e.g., Kietzmann et al. 2010, Kietzmann y Palma 2010). Sin embargo, algunos argumentos expuestos por otros especialistas, como su facilidad para ser puestos en suspensión y posteriormente transportados, o el hecho de que puedan reflejar simplemente una actividad fisiológica, entrarían en contradicción con esta postura.

Excluyendo a los coprolitos de vertebrados, que no deben ser considerados estructuras sedimentarias, ¿deben ser considerados estos casos particulares de coprolitos trazas fósiles? ¿Y en ese caso entrarían dentro del grupo de trazas fósiles considerables como estructuras sedimentarias?